Realmente en la Tribu tenemos mucha suerte, como cuando mujeres maravillosas como Eugenia ofrecen su tiempo y su conocimiento para el beneficio de todas.
Eugenia ya lo hizo cuando vino a la Tribu a charlar sobre Incapacidad y Discapacidad, cuya grabación tienes en el Canal de YouTube de la Tribu, y asimismo cuando se ofreció para responder las preguntas de las muchas mujeres a las que el tema les es relevante.
Como ella misma nos explica, Eugenia tiene una parte “jurista” y una “académica” y es la parte académica la que ha venido a compartir hoy, y que es sin dudarlo muy relevante también porque nos ha explicado las consecuencias y el precio humano y medioambiental que tiene que podamos comprar una camiseta por pocos euros.
Sentido común
Lo mejor es que con su talante diplomático y templado en ningún momento nos anima a dejarlas de comprar, sino que inclina por menos radicalismos y más sentido común.
Y sobre todo la conciencia y el conocimiento de lo que hay detrás.
¿Te has fijado cuántas veces en la etiqueta de tu ropa pone “HECHO EN BANGLADESH”?
Los precios tan bajos que a menudo pagamos por las prendas en cadenas grandes como Primark, Zara, H&M, etc. se deben a que la producción de la ropa se hace en países como China, Bangladesh, Turquía, Camboya, India, etc… donde se pagan salarios míseros y en donde se explota a las trabajadoras. Sí, lo pongo en femenino porque la mayoría (se calcula un 80%) son mujeres y niñas forzadas a trabajar de 10 a 15 horas diarias.
Eugenia nos ha explicado los costes humanos que tiene este tipo de consumo, el “FAST FASHION“, que en español sería “MODA RÁPIDA” pero que intenta jugar con la conocida denominación de “FASHION VICTIM” (víctima de la moda) y ver quienes son realmente las víctimas en la industria de la moda, al menos a día de hoy.
Los costes de la moda rápida e inconsciente
Los costes humanos pasan desde la semi-esclavitud que se vive en los campos de algodón a el desplome en 2013 de la fábrica Rana Plaza en Bangladesh, en donde murieron miles de trabajadores, pasando por la “Silicosis” de los trabajadores en Turquía para que podamos tener los vaqueros desteñidos…
Si esto no te parece bastante motivo para replantearse la próxima vez que vayas de compras si realmente necesitas más ropa, Eugenia nos ha comentado brevemente el coste medioambiental. Que por cierto me ha recordado a Ada Parellada, activista contra el despilfarro alimentario, cuando nos explicó los litros de agua que hacen falta para comernos un aguacate…
La industria textil es la segunda industria más contaminante después de la energética, y contribuye a la contaminación de aguas terrestres y océanos. ¿Te gusta el pescado? Puede que en el próximo filete de merluza que te comas hayan microplásticos que acaben en tu riego sanguíneo. Ayer en las noticias Eugenia escuchó un par de casos…
Pero Eugenia, que confiesa haberse emocionado leyendo algunos de los casos que posteriormente reflejó en su tesis previa al libro “Diligencia de vida” de la Editorial Coles, nos aporta alternativas, y nos explica los cambios que están habiendo para que las normativas sean más estrictas y las grandes marcas tengan que tener cuidado extra en que se respeten los derechos de los trabajadores y sobretodo los derechos humanos.
¿Alternativas?
La moda sostenible: comprar cuando lo necesites, y controlar las compras impulsivas… Reutilizar, reciclar y arreglar la ropa que pueda arreglarse, pero sobre todo… SENTIDO COMÚN.
¿SABES QUE PARA FABRICAR UNA CAMISETA DE ALGODÓN SE NECESITAN 10 MIL LITROS DE AGUA?
